- Temes al invierno?

- No.

- ... márchate.

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15 abr 2010

Prólogo

Alguna vez habéis pensado que el mundo actúa en contra vuestra?... No ? En serio?

Pues no sabés la suerte que tenéis.


Mi nombre es Shasha, o eso creo, nombre ruso que vale tanto para niño como para niña, acabo de cumplir 16 años y soy muy popular entre las chicas y provoco un extraño odio entre los chicos, quizá porque parezco uno de ellos?... se me da bien el deporte, los estudios, err, depende del clima, y los animales me adoran, tanto como mi familia parece ignorarme.


Vivo en un sitio en el cual la temperatura máxima en verano ronda los 11º C y una distancia corta supera los 3 kilómetros; me desarrollo dentro de una familia normal de 7 hijos , siendo yo la séptima, sin ser la más pequeña. Curioso, verdad?


En cuanto a mi aspecto físico, quizá sea el mayor de mis problemas. Mido 1,73, más que mi madre, cosa que le molesta, tengo el pelo corto y eternamente desordenado, aunque bastante suave y espeso, de color... gris. Si como los viejos. Algún problema?


Mi cuerpo es... haciendo una metáfora, plano cual tabla de surf, y de un grosor similar, aunque no por ello soy débil. La verdad, a parte de mis frecuentes dolores de cabeza y una temperatura corporal inferior a los 34º C, nunca he estado enferma. Ni siquiera me han vacunado, aunque creo que si hubiera enfermado tampoco lo habrían hecho.


Tras todos estos asquerosos datos, os diré que tengo otra rareza. Mis ojos. Ningún defecto en la vista, a no ser que el color se pueda considerar como un defecto...los tengo del mismo color que los perros de trineo, un azul grisáceo claro y sin mácula, del color del hielo suelen decir...


Supongo que por eso viene el mote de bruja de las nieves o chica husky...




Por cierto, nací en invierno, y aunque quizá ya estéis pensando que aqui todo el año es invierno, lo cierto es que no, y es un dato extraño e importante, aunque yo pensaba que no lo era. Tan solo me sentía atraída por el frío y el viento, por los lobos y la oscuridad de la noche helada que tanto odiaban el resto de personas que me rodeaban, porque en los bosques... me sentía como en casa.


Y juro que jamás, jamás, pensé que aquello fuera algo tan importante.






Pero las cosas inexplicables de la vida suelen suceder por motivos igual de inexplicables...

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