- Temes al invierno?

- No.

- ... márchate.

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27 abr 2010

Curiosidad

Aquello era... indescriptible.

Que se humillaran de aquella forma, con todos aquellos... chillidos horrísonos y repugnantemente empalagosos.

- Estúpidas.- murmuró Shasha mientras, procurando ser de las últimas en hacerlo, descendía  del autobús y pisaba el cemento de la amplia entrada flanqueada por nieve a ambos lados.

Luego alzó la vista al cielo y comenzó a avanzar usando su querida carpeta azul oscura recién forrada, malditas fueran todas, como un ariete para abrirse camino entre la multitud creciente de... chicas.
Si todavía se las podía considerar como tal, porque Shasha comenzaba a desear no compartir ni una sola partícula de su adn con aquellos, seres, por llamarlas de alguna forma.

- Increíble. Y todo, todo por un maldito... idiota.

Sin dirigirle ni una sola mirada al motivo de tanto júbilo entre las hormonas ambulantes del instituto hechó a andar mirando al suelo y alejándose por entre la nieve para acceder a las enormes puertas de entrada.
Estaba llegando, por fin, y se dispuso a abrirlas, pero antes de que su mano tocara el tirador, otra las empujó y las abrió.

- Las damas primero.- dijo una voz suave y a la vez irónica, una voz que echaba muchísimo de menos desde que se había marchado a los campeonatos, una voz que le revolvió el pelo y le sonrió como no hacía con nadie mas.- Hola, pulguita.

- Nine!!- exclamó, olvidándose de pronto de todo lo malo que le había pasado en el día y lanzándose a abrazar a su alta amiga, que la cogió pero la apartó riendo, recordándole que no le gustaban los abrazos, cosa que Shasha ignoraba a propósito.

Se observaron la una a la otra, ambas con los ojos brillantes, unos grises como el hielo, otros color ambar con extrañas motitas verdes, que cambiaban según su humor y ahora relucían como si tuvieran luz propia. Shasha se tocó el pelo para mostrárselo, pues ella era la única que le decía que lo tenía precioso, y su amiga sacudió el suyo, negro como el ala de un cuervo, y cortado incluso más, pero menos rebelde. Las excusas de ambas eran las mismas, así es más rápido de peinar y no molesta en los ojos. Pero el de Shasha siempre acababa creciendo hasta sus hombros, mientras que Nine procuraba mantenerlo a raya a partir de debajo de sus orejas. Tras decidir que se lo cortarían de nuevo en breve, pasaron a su querido ritual.

Como siempre, se midieron, comrpobando cuantos centímetros quedaban para superar aquella muesca hecha por alguien en la puerta, que casi trozaba el metro noventa y cinco y que pretendían o soñaban superar, aún sabiendo que era imposible.

- He crecido tres en verano, supera eso.- le dijo la menor, segura de que esta vez ganaría.

- Shasha...- dijo Nine suspirando mientras se acercaba a su oído.- Te llevo 3 años y siempre, siempre, seré más alta.

- Te alcanzaré.

- He crecido cinco.- le dijo como quitándole importancia mientras se tiraba de un mechón del flequillo.

Haciendo las cuentas, Shasha abrió tanto los ojos que parecían espejos, y tras omitir un bufido se echó a reir.

- Si sigues así serás más alta que un árbol.

- A callar, enanita.

- Serás...

Ambas se vieron obligadas a interrumpir sus carcajadas cuando la sirena reclamó a los desperdigados estudiantes a sus respectivas y nuevas aulas.

Cuando se despedía, Shasha vio que su amiga dirigía una mirada al patio y fruncía el ceño de una forma extraña, casi como si se hubiera enfadado. Siguió la dirección de sus ojos, pero lo único que vio fue la masa de estudiantes chillonas de antes, por lo que decidió que ambas habían pensado lo mismo.

Aun fue más raro cuando su amiga le pasó un brazo por los hombros, cosa que nunca hacía, pues a pesar de la confianza, procuraba evitar el contacto lo más que podía, y la arrastró hacia dentro.

- Nim..pero, que haces?- dijo usando el nombre que solo empleaba cuando estaban solas.

- Calla, Shae, calla y camina.- le murmuró entre dientes mientras clavaba sus ojos en algún punto delante de ellas y la empujaba hacia las aulas.

Cuando llegaron a la clase de Shasha, que ella no entendía como su amiga podía saber cual era pues no recordaba habérselo dicho proque ni ella lo tenía claro, la empujó con la mano mientras abría la puerta y casi la tira dentro.

Ella se quedó mirando durante un segundo la clase vacía y luego se volvió llena de reproches hacia su amiga, dispuesta a exigir una explicación.

Pero algo en los ojos de la morena la hizo detenerse y soltar la mochila.

- Nim...?

- Vendré a recogerte en el descanso. No - dijo subrayando la palabra- salgas de clase sola, ni para ir al baño. Aguántate o que te acompañe alguien.

Y tras decir aquello en el tono más indiscutible de su amplio repertorio de tonos indiscutibles, cerró la puerta del aula y desapareció en un parpadeo.

Shasha se mordió el labio nerviosa y buscó una silla al fondo y cerca de una ventana.

Necesitaba una explicación... pero de alguna forma se alegraba de tener a su amiga cerca.
Y no sabía por qué.

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